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Miércoles 28 de octubre de 2020

Las marejadas llegaron para quedarse

La actividad marítima en Chile está siendo afectada por fenómenos meteorológicos y oceanográficos extremos, que con la evidencia de registros históricos y recientes, muestran el aumento de eventos de marejadas, que limitan las operaciones de recalada, permanencia y zarpe de naves en los puertos nacionales, desde la región de Arica y Parinacota a Los Ríos.


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Las principales bahías y puertos del Litoral Central se caracterizan por una morfología con forma de semiherradura, que las protegen de los vientos y oleaje de dirección Surweste, asociados a la circulación de los vientos del borde Este del anticiclón semipermanente del Océano Pacífico Suroriental, que modelan y caracterizan las climatología, de gran parte de las costas de Chile Central. La excepción es el puerto de San Antonio, que por su orientación geográfica abierta al Surweste, Weste, Norweste está más expuesto a las condiciones de viento y mar, durante todo el año.

El puerto de San Antonio es un puerto artificial que se encuentra ubicado al abrigo de Punta Panul, protegido por un molo y un espigón de atraque en su interior, el que da origen a la Poza Grande y Poza Chica. Mencionado posee defensas naturales (sedimento y arena que aporta el río Maipo) y artificiales que lo resguardan en cierta medida de las condiciones de viento y mar; no obstante, el ingreso de las marejadas por la bocana del puerto al interior de éste, afecta las condiciones en la poza chica y los frentes de atraque, que dependiendo de la dirección de la onda en ocasiones, provoca cortes de espías en las naves atracadas. Se suma a esta condición el acceso de las naves al puerto, donde tanto el embarco/desembarco de prácticos, como la operación de los remolcadores se ven dificultado. Además, el reducido espacio de maniobra dentro de la poza, que hace que las naves que esperan sitios, estén a la gira fuera de los límites del puerto, a 1,5 millas náuticas de costa, situación que al desmejorar las condiciones de mar y viento, generan garreo del ancla y dificultan las maniobras de  embarco y desembarco de carga y personas.

Las áreas de generación de oleaje, que afectan la costa continental e insular de Chile, son cinco:

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La primera (F1), asociada al paso sucesivo de sistemas frontales en el área oceánica, frente a las costas de las regiones de Aysén y Magallanes y de la Antártica Chilena,  y su interacción con la proyección del anticiclón del Océano Pacífico Suroriental, en cuña hacia el Sur, con el postfrontal, generan marejadas del SW, que afectan desde el Golfo de Penas hasta Arica, Archipiélago de Juan Fernández y, en ocasiones, a Rapa Nui (Isla de Pascua).

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La segunda (F2), cuyo origen del fenómeno está asociado a sistemas frontales en el invierno en el hemisferio Norte, que en su tránsito entre la costa Este de Japón y costas de Canadá y Estados Unidos generan mar de fondo desde el NW, que en la estación de verano en el hemisferio Sur, alcanzan las costas de Chile, afectando con marejadas de dirección NW, los puertos desde Arica hasta el Golfo de Arauco.

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La tercera (F3), está asociada a los sistemas frontales, en invierno, en el hemisferio Sur, que afectan directamente la costa del Litoral Central y Sur, primero con mar de viento del N/NW al paso de la banda frontal en la costa y, en el postfrontal con mar de fondo y marejadas del NW/W/SW (ejemplo: temporales del 8 de agosto de 2015 y 25 de agosto de 2020).

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La cuarta (F4), se origina por el fortalecimiento del anticiclón semipermanente del Océano Pacífico Suroriental, que en su borde Este desarrolla fuertes vientos constantes del S/SW, que en su persistencia y extensión horizontal donde soplan, generan mar de fondo del S/SW, afectando con marejadas, los puertos del Litoral Central y Norte.

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La quinta (F5), está asociada a la temporada de Ciclones Tropicales en el Pacífico Sur, desde el 1 de noviembre hasta el 30 de abril, en el área de la micronesia, Islas Salomon, Vanuatu, Fiji y Nueva Caledonia, que generan mar de fondo y marejadas del W/NW, que alcanzan las costas del litoral continental (ejemplo: Ciclón Tropical Severo Garry, enero de 2013).

Tomando en consideración las áreas de generación de oleaje que afectan las costas de Chile, queda evidenciado, que los puertos, como el puerto de San Antonio, está expuesto a todas las condiciones que generan marejadas, no importando su origen. Su ubicación geográfica, desprotegida a las condiciones de oleaje Norweste, Weste y Surweste, impacta directamente en las operaciones portuarias, con especial incidencia en el área de embarco y desembarco de Prácticos, considerando que la altura de la ola significativa con mayor porcentaje de frecuencia es de 1,8 a 2,4 metros de dirección media del Surweste, con un 31%. Además, la mayor frecuencia de período medio de 7 a 8 segundos, con un porcentaje de 23,1%, de dirección Surweste (fuente: Atlas de Oleaje de Chile, www.oleaje.uv.cl).

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Figura 6: Puerto de San Antonio y dirección de marejadas que las afectan.

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Figura 7: Distribución anual de eventos de marejadas con daños y/o impactos en las costas de Chile, 1979- 2015 (fuente: Rodrigo Campos Caba, 2016).

El Ingeniero Civil Oceánico Rodrigo Campos Caba, en su Memoria de Titulación, en la Universidad de Valparaíso,  “Análisis de Marejadas Históricas y Recientes en las Costas de Chile”, del año 2016, logró identificar una totalidad de 201 eventos de marejadas en las costas de Chile, en el periodo de estudio. Del total de episodios, 64 corresponden a marejadas ocurridas entre los años 1823 y 1977, donde no se encontró información sobre las condiciones de oleaje, pero sí descripción sobre los efectos. Desde el año 1979 se hallaron un total de 137 episodios que produjeron daños, con un promedio de 4 eventos por año.  La distribución anual de la información ilustrada en la Figura 7, muestra una tendencia ascendente, en la ocurrencia de este fenómeno, graficada en la curva color rojo.

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Figura 8: Cantidad de avisos de marejadas 2006-2020, emitidos por el Servicio Meteorológico de la Armada.

La estadística de marejadas del Servicio Meteorológico de la Armada, referido a la emisión de avisos pronosticados por el Centro Meteorológico Marítimo de Valparaíso, para la costa continental e insular (Figura 8), muestran un aumento claro, a contar del año 2015 con 45 avisos, 56 el 2016, 48 el 2017, 59 el 2018, 40 el 2019 y, 45 avisos el 2020, que superan el promedio anual de 37 avisos (2006-2019). La curva roja muestra el aumento de la tendencia de eventos de marejadas.

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Figura 9: Registro de número de cierres de puerto por marejadas del Puerto de San Antonio 2008-2020.

Según los registros de números de cierres del puerto de San Antonio por marejadas, entre los años 2008 al 2020, muestra una clara tendencia (color rojo), al aumento de esta condición, que además, se observa desde el año 2017 un incremento sostenido de la ocurrencia e intensidad de las marejadas, graficados en la figura 9.

El puerto de San Antonio por su ubicación y orientación geográfica, como puerto oceánico, está expuesto al fenómeno de las marejadas. Así lo evidencia claramente el análisis de marejadas históricas y recientes en las costas de Chile, de Campos Caba, que coincide con la estadística de avisos de marejadas del Servicio Meteorológico de la Armada, que muestran un incremento de este fenómeno; toda vez que, la infraestructura portuaria de San Antonio, no ha ido a la par, con el aumento de las marejadas.

Lo anterior, hace necesario considerar, para el Puerto de San Antonio, en el diseño, arquitectura y desarrollo de futuros proyectos de infraestructura costera, mejoramiento de obras de abrigo, nuevos puertos y ampliaciones de terminales, que considere la inversión en la protección física del puerto, con mayor exposición al fenómeno de las marejadas. Los próximos años, el sector portuario debe hacer inversiones para adaptarse a los profundos cambios en la tecnología de la industria naviera, considerando el aumento de tamaño de las naves, y la transferencia de carga, a los nuevos estándares en la relación con la comunidad y al cambio climático.

El aumento de eventos meteorológicos extremos a nivel mundial y que también afectan a Chile, permite prever un aumento en la ocurrencia de fenómenos de marejadas, que superarán el promedio anual de 37 avisos y, su potencial incidencia en los cierres de puerto, condicionado por este fenómeno, que en el caso del puerto de San Antonio tendrá un impacto, considerando que este puerto es el primero a nivel nacional, en cuanto a transferencia de contenedores y el octavo en el ranking de puertos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL (Fuente: Portal Portuario).

El cambio climático es una realidad, así lo confirman los registros de datos meteorológicos y oceanográficos de más de 100 años. La mayoría de los cambios observados en el sistema climático desde la década de 1950 no tienen precedentes en los últimos decenios a milenios (IPCC, 2014).

El estudio “Determinación del Riesgo de los Impactos del Cambio Climático en las Costas de Chile”, Volumen 5, “Vulnerabilidad y riesgos en Puerto”, del Ministerio del Medio Ambiente, de octubre 2019, evaluó los cambios de oleaje (marejadas), Nivel Medio del Mar y cota de inundación entre el período histórico (1985-2004) y la proyección (2026-45), “El estudio de clima medio concluye que la altura de la ola y periodo seguirán incrementándose levemente y el oleaje girará más al Sur, también en forma moderada. Los eventos extremos, no obstante, serán más frecuentes e intensos, sobre todo en la zona central de Chile, lo que seguramente aumentarán los daños en la infraestructura costera”.

En el mismo estudio (Volumen 1: “Amenazas”), determina: “En los últimos 40 años las marejadas aumentaron en frecuencia e intensidad en todo el territorio nacional, período lo suficientemente largo como para vincular este fenómeno al Cambio Climático”.

Los riesgos asociados a los efectos agudos y crónicos del cambio climático son cada vez más evidentes en Chile, coincidente con la ocupación y modificación explosiva del borde costero, amplificado por los desarrollos inmobiliarios, marinas, clubes de yates, terminales de la pesca artesanal e industrial, generan la exposición de las personas y de la industria marítima a los impactos de las condiciones oceanográficas severas, como es el fenómeno de las marejadas, cada vez más frecuentes e intensas.