
Fareros del fin del mundo y su misión en el Territorio Chileno Antártico
Desde la primera Expedición Chilena Antártica en 1947, los especialistas en Faro han sido parte de los despliegues de la Armada de Chile en el continente blanco, realizando una labor silenciosa y muchas veces desconocida, enfrentando las condiciones extremas y llegando a rincones apartados para guiar a los navegantes.
“Guiar a los navegantes y señalar rutas marítimas seguras en el Territorio Chileno Antártico” resumió el Sargento Segundo Faro Marcos Fuentealba, dotación del Centro Zonal de Señalización Marítima de Punta Arenas. Estas tareas las realizan los fareros del fin del mundo en el Territorio Chileno Antártico: diferentes especialistas en Faro son parte de los despliegues constantes de la Armada de Chile, a bordo de unidades como el Transporte “Aquiles”, Patrullero “Marinero Fuentealba”, Remolcador de Flota “Lientur” y el Rompehielos “Almirante Viel”.
Es de esta manera que, considerando las diferentes comisiones establecidas por el Mando institucional, se incorporan al despliegue para realizar mantención, renovación o instalación de lo que se conoce como “ayudas a la navegación”, siendo trasladados hasta muchos de estos puntos en botes de goma o helicópteros.
El Sargento Fuentealba señaló que “la importancia de cada señal de ayuda a la navegación es fundamental para evitar naufragios, reduciendo por consiguiente las emergencias medioambientales y derrames de hidrocarburos en el continente antártico”.
Planificación de las tareas
“La planificación se realiza año a año por instrucciones de la Comandancia en Jefe de la Tercera Zona Naval, verificando la situación y evaluación de los datos de cada una de las ayudas a la navegación, las cuales se encuentran dispersas en el Territorio Chileno Antártico y son tanto físicas como virtuales, en donde se han incorporado repetidores y señales satelitales, así como paneles solares”, explicó el Suboficial (R) Faro José Mella, quién se desempeña en el área de control de señales.
De esta manera, al menos cuatro meses antes, el Centro Zonal de Señalización Marítima -ubicado en Punta Arenas- comienza la organización en la destinación de los especialistas y los materiales necesarios para el desarrollo de las tareas, esto en forma simultánea con el progreso de los relevos de faros habitados y los procesos de mantención e instalación de boyas o señaléticas en las distintas rutas marítimas de la jurisdicción de la Tercera Zona Naval.
Despliegues y desafíos en terreno
Los especialistas en Faro del Centro Zonal de Señalización Marítima se embarcan junto a las dotaciones de las distintas unidades que enfrentan las inclemencias del Territorio Chileno Antártico.
Los despliegues en las áreas de trabajo para los fareros del fin del mundo se ven ceñidas por las condiciones meteorológicas: el desembarco se realiza por medio de botes de goma y helicópteros, llegando a los lugares precisos donde están ubicadas las ayudas a la navegación.
Estas tareas se efectúan cumpliendo los estrictos protocolos de seguridad, con equipamiento especial para enfrentar las bajas temperaturas. De igual manera se toman las medidas necesarias para evitar cualquier grado de daño sobre el ecosistema polar y se coordina con el Instituto Antártico Chileno (INACH) el trabajo en Zonas Antárticas Especialmente Protegidas.
El Cabo Segundo Eduardo Bravo comentó que “el desarrollo de tareas se realiza tomando en cuenta diferentes factores, para lo cual es sumamente importante la coordinación y llevar el equipo necesario, esto involucra recoger todos los residuos de nuestra labor y retirar escombros de estructuras preexistentes que fueron reemplazadas”. De esta manera, “la coordinación con el buque, el equipo en terreno y las condiciones geográficas dan un escenario en donde nada es dejado al azar”.
El equipo para los trabajos comprende desde trajes de exposición a bajas temperaturas, equipo de protección personal auditivo y visual, carpas y elementos en caso de no poder ser evacuados por condiciones meteorológicas, crampones, piolet, además de las herramientas y materiales necesarios para realizar la tarea encomendada”, explicó el Cabo Bravo.
Los fareros del fin del mundo en el Territorio Chileno Antártico desarrollan labores en forma constante, planificando los diferentes objetivos, implementando nuevas estructuras y tecnologías.
Desde aquel 21 de marzo de 1947, cuando se instaló el primer faro chileno antártico en Punta Prat, ha marcado la luz que guía en el Océano Austral a los diferentes navegantes que han enfrentado el mar y sus desafíos en uno de los rincones más inhóspitos y maravillosos del mundo. La Armada de Chile realiza soberanía efectiva, en una serie de tareas silenciosas y desconocidas, recordando que “así la proa…Chile al sur limita con el Polo”.
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